Nuestros corazones duelen al despedirnos de Lucky, un alma cuya historia enamoró a todo aquel que la escuchó.
La primera vez que vimos a Lucky fue a través de un video borroso, tomado en un remoto pueblo cerca de Sevilla. Yacía indefenso al lado de la carretera, luchando contra las crueles manos del destino. Las crudas imágenes pintaron un claro retrato: Lucky estaba en medio de la batalla más feroz de su vida.
Nuestro dedicado equipo, conmovido por su situación, emprendió un incansable viaje de 12 horas con un único objetivo: llevar a Lucky al hospital donde pudiera tener una oportunidad de luchar. Al llegar a él, la magnitud de su condición era evidente. Estaba luchando por no una, sino cuatro enfermedades infecciosas.
Cada dolencia era desalentadora, y combinadas, representaban un desafío casi insuperable. Pero ante tal adversidad, el espíritu de Lucky brillaba inquebrantable. Con potentes medicamentos y un cuidado incondicional, la luz que una vez se había apagado en los ojos de Lucky comenzó a brillar más brillante con cada día que pasaba.
El mundo fue testigo de su resiliencia. El incansable espíritu de Lucky sirvió como emblema de esperanza y determinación para innumerables almas. Su viaje, marcado por el dolor y la adversidad, se transformó gradualmente, revelando un nuevo y radiante pelaje que brillaba con vida.
Al entrar en la Casa Grande, Lucky lo entendió todo: finalmente estaba en casa. Sus días eran una sinfonía de alegría, jugueteo y el amor de quienes lo rodeaban.
Sin embargo, el destino tenía un giro más en reserva. Las llagas en su boca que inicialmente pensamos eran un síntoma de la Leishmania fueron diagnosticadas como linfoma. Sin dejarse amedrentar, nos preparamos, iniciando la quimioterapia. Fiel a su naturaleza, Lucky mostró una vez más su espíritu inquebrantable, mostrando signos de recuperación y regresando a su naturaleza juguetona.
Pero la vida, en su naturaleza impredecible, tenía otros planes. A medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, la sombra de la metástasis comenzó su implacable marcha. Sin embargo, incluso ante tales desafíos, el espíritu de Lucky permaneció intacto. Abrazó cada momento, deleitándose en el amor y el juego hasta el final.
Rodeado de amor, envuelto en cuidado tierno, Lucky nos dejó, rodeado de todos aquellos que le quisimos.
Aunque su tiempo en este plano terrenal fue breve, el legado de Lucky permanecerá para siempre. Un faro de esperanza, resiliencia y testimonio del poder inigualable del amor.
Lucky, eres y siempre serás insustituible. Que encuentres paz en los reinos más allá. Te querremos siempre.
Al compartir esto, multiplicas nuestras posibilidades de éxito por 5.
